Ya me encuentro algo mejor. Supongo que tendrá que ver el hecho de que ha salido el sol,
timidamente, pero ha salido. De hecho acabo de venir del centro de comprarme unos mapas de Alemania y de
los Alpes para decorar mi habitación.
Decir que ayer, en un acto de valentía dejé mi habitación y me fui a echar una
pachanga al
basque con "
Die Tschuleteros" mi equipo para este año. A los 10 minutos ya estaba de vuelta con un
eguince en el dedo gordo de la mano. Hay que
joderse. Espero que en una
semanita pueda volver.
Voy a contar
resumidamente como fue el fin de semana en
BavieraEl viernes, bajo una
tomba de agua impresionante me fui con la gente del
Vaihingen a la
SchawmParty (Fiesta de la espuma) de una discoteca en
Munich. Rafa,
Victor y yo nos íbamos a quedar a dormir el sábado en un albergue de
Munich para ver la ciudad y el
Schloss Neuschwanstein en las cercanías de
Füssen.
Conforme entrábamos Rafa y yo a lomos de mi
Ferrari, en la la oscura y tormentosa ciudad de
Munich, un claro entre la oscuridad nos hizo detener el coche. El claro se trataba de un concesionario
Ferrari,
Bentley,
Lamboghini,
Masserati... Conforme me acercaba, una extraña sensación se apoderaba de mi. Entre lágrimas de emoción pensaba: "Yo voy a ser rico, no creo que pueda sobrevivir mucho tiempo sin tener un coche de estos...". Tras media hora dando una vuelta al concesionario, y otra media hora limpiando las babas de los cristales, nos metimos ene l coche rumbo a la discoteca.
La
schaum Party estuvo bastante entretenida. La entrada costó 16€ con barra libre toda la noche. Pero no especificaban "de qué". Barra libre de mierda con nombres de licor. El problema fue estar bastante serenos
mientras chapoteábamos en la espuma. Eso sí, la música de maravilla. A mitad de la noche empezó un concurso de camisetas mojadas con chicas del público. El nivel, por llamarlo de una manera, era
justiiiiisimo. Lógicamente ganó la chica que enseñó las tetas. Tras este concurso, saqué la conclusión que las alemanas feas, tienen menos vergüenza que las
buenorras. Y digo yo, ¿No debería ser al revés?
A la 6 de la
amñana, al terminar la fiesta nos fuimos a una casa abierta a cambiarnos unos cuantos. A los 5 minutos salíamos corriendo al oír unos gritos en la casa, todos ya cambiados salvo yo, que con un periódico delante y otro detrás intentaba subsanar en la medida de lo posible el olvido de unos pantalones de repuesto. Yo creo que esta
carrerita debajo de la lluvia debió ser la causante del catarro que aun hoy, todavía acarreo. Menos mal que Jesús, tras un acto que le honra(algún día espero devolvérselo) me dejó sus pantalones secos, ya que él se iba directo a
Stutrtgart.
Rafa,
Victor y yo intentamos hacer tiempo hasta las 10, hora a la que pensábamos que sería el
Check-
in del albergue. Estábamos destrozados y no había manera de encontrar un
puñetero Kebab abierto. Acompañamos a Rafa a un
Burriquina por unas patatas .................................................................. .....................................................................................................................
........................................................................................ a las 3 horas me despierta Rafa. Nos habíamos quedados dormidos en el
Burriquin. Ellos dos encima de una mesa, y yo, más listo claro está, sobre un mullido sofá. Eso es una de las cosas que tiene bueno Alemania, que no son capaces de echarte de ningún sitio.
A las 10 llegamos al albergue, y yo casi me pongo a llorar cuando nos dice la señorita(una alemana preciosa, por cierto) que el
chek-
in es a las 14'30. Al oír eso casi me muero. Tras
insistirle en vano que se trataba de un acto de vida ó muerte y que si quería podía meternos en el cuarto de la plancha, decidimos ir a recorrer
Munich.
Munich, ciudad bonita y boyante. Sobre todo boyante. Puesto que los
cochazos que se veían en sus calles no eran para nada normal. Superaban ampliamente a
Stuttgart, cosa que no es
facil. Durante la mañana vimos toda la parte vieja y con su original catedral y su precioso ayuntamiento gótico. Me llamó mucho la atención la catedral, que siendo bastante conocida(supongo que por sus dos originales torres) el interior era como el de una iglesia de pueblo. Todo se aclaró al fijarme que la fecha de su edificación fue 1946. Con la cabeza a punto de estallar, y las tripas bailando
Bachata, nos fuimos al albergue a dormir un rato.
Antes de cenar dimos una vuelta por
Munich, la cual no dio para mucho puesto que estábamos con un aspecto lamentable. Sólo los
cochazos que se veían nos hacían emitir algún sonido. Destacar la inmensa cantidad de Porches Carrera Turbo,
BMW M5, Mercedes
AMG,
Audis serie, etc. que se veían. Para muestra un botón. el
Audi que mas se veía por las calles de
Munich, era el RS4, un familiar con más de 450
cv.

Al día siguiente madrugamos, y nos fuimos a ver el
Olymia Park de
Munich, con su impresionante Estadio Olímpico(lástima el circo chino desmantelado en su interior, me
jodió la mitad de
las fotos). Al finalizar fuimos a ver el museo
BMW, museo que estaba bajo mínimos en cuanto a coches, ya que estaban preparando todo para el nuevo museo que se abrirá el año que viene.
Auqneu para ,museo la
MaximilienStrasse, la calle más exclusiva y cara de Alemania. No hace falta decir que los coches que se veían circulando por esta, estaban a la altura.
La siguiente parada fue el
Schloss Hohenschwangau y seguido el famoso
Schloss Neuschwanstein, castillo sobre el que se basó
Walt Disney para su mundo animado. La visita creo que merece la pena, incluso a pesar de que nos hizo un tiempo malísimo.

Eso sí, hay que saber que se trata de un castillo con apenas 150 años de
antigüedad. Al llegar allí, parece que lo hayan construido
exprofeso para sacar pelas a los turistas. En cierto modo, todo ese
tinglao me recodó a España...
Tras capear el diluvio universal, llegamos bastante cansados a
Vaihingen. Con la idea de que conducir por Alemania no iba a ser tan grato como pensaba en un principio...